En una de las
rondas nocturnas que realizan a diario por diferentes calles y avenidas de
Pueblo Nuevo, personal de Serenazgo de ese distrito, a bordo de su móvil,
encontró a las 11.30 de la noche del último lunes, a una escolar de tan solo 13
años, que deambulaba sola y llorando por la Av. Progreso (frente al Cementerio
General), que aparentaba haber consumido licor o tener algún problema de índole
familiar,
Al presumir estas delicadas razones, los serenos se
comunicaron de inmediato con un efectivo policial de la comisaría del sector,
quien a los pocos minutos se apersonó al lugar conocido como La Alameda.
En el acto interrogatorio a la menor, la policía recabó
información de ella que cursaba el segundo año de secundaria en una conocido
plantel del distrito, a la cual asistía en el turno de mañana, no dando después
mayores explicaciones.
Ante esta situación de peligro a la que estaba
expuesta la estudiante, el efectivo policial interviniente optó por trasladar a
la adolescente a la sede policial
Desde la comisaría, el agente logró comunicarse con la
madre de la jovencita, quien dijo domiciliar en el AA.HH. “Villa el Sol” y que
se acercaría ella (la madre) a la comisaría para recoger a su hija extraviada.
De aquí surgen las preguntas: ¿acaso los padres de la
menor no ejercen control sobre sus hijos?, ¿nuestra sociedad así se esta
habituando? y de los colegios, ¿Qué podemos decir? (Luis Pachas Mesías)
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