Por. Juan Córdova Pecho
Todos
los ciudadanos tienen el derecho de identificarse o no con las ideologías de un
partido político o con la posición de un líder que hace política y arengar por
ellas para buscar adeptos, pero respetando las posiciones contrarias que
permitan fortalecer la Democracia en nuestra sociedad.
La
competencia por alcanzar un cargo público ha hecho que tengamos que enfrentarnos
unos a otros, con actitudes a veces nada decentes y que por el contrario
desdibujan un proceso que debe ser
transparente en la que debemos elegir libremente a nuestros gobernantes;
para después no arrepentirnos y criticar a quienes le dimos la confianza a
través del voto.
Sin
embargo hay que aceptar que quienes apuestan en política tienen muchas veces
sus propios intereses, aferrándose a un poder temporal en la que hay que
aprovechar al máximo la posición y el tiempo.
Como
en toda regla hay excepciones, son pocos
los que quieren servir al pueblo, entregados a buscar el bienestar y la
igualdad en todos sus niveles.
Los
cargos en política deben servir para fortalecer alianzas estratégicas, fomentar
el diálogo directo con la población sin intermediarios, concertar con otros
líderes políticos recabando sus propuestas y experiencias que puedan favorecer
a crear una conciencia de unión entre todos los peruanos y para que de esa
manera se de la verdadera descentralización en el país.
Puyazos
y líos son los que envuelven a la clase política de hoy, con el afán de
demostrarnos que frente a las adversidades si pueden gobernar aunque esto sólo
sea un paliativo dulce para un camino amargo.
En realidad lo que queremos es la sinceridad
de los candidatos en campaña y cumplir con todo lo que se promete, porque de lo
contrario de nada vale hablar y al final lo mismo de siempre, diferenciados por
un carnet político, por una posición económica y social o rezagado por alguna
norma legal incongruente a la realidad de los llamados “humildes”
El
día de la votación nos despertaremos pensando que el Perú puede cambiar de
rumbo económico, que ya no se hablara de la corrupción, que superándonos
ganaremos un sueldo digno, que tendremos mayor seguridad en las calles, con
programas sociales que deban bajar el
índice de desnutrición, que la explotación se irá desterrando, que tendremos un
Poder Judicial autónomo y más justo, con oportunidad de trabajo para todos, con
una atención medica en los hospitales sin colas y de calidad al alcance del pueblo
y con muchos deportistas apoyados y reconocidos como tal.
En
la actualidad como han crecido los monopolios, que lo
único que hace es convivir con el poder político y económico haciendo más rico
al rico y más pobre al pobre, permitiendo las exclusividades para vender lo que
debe estar al alcance de todos.
Estaremos
defendiendo la libertad de expresión para que los Medios de Comunicación cumplan
con su rol fiscalizador y difusor de la
realidad pero informando con la verdad y
con formatos educativos y culturales. Sólo
así tendremos alguna esperanza de cambio en quienes asumirán la
responsabilidad de los destinos del país en los próximos cinco años.
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