sábado, 6 de febrero de 2016

CUANDO SE ENVILECE EL PERIODISMO


Verdaderamente que nos causa una desbordante preocupación, que hasta nos avergüenza, cuando notamos con suma extrañeza como en diferentes medios de comunicación; algunos individuos olvidando los principios éticos y morales, ponen la pluma, el micrófono, la imagen al servicio de la inmoralidad.
Ellos no comprenden que el rol meridiano de todo buen periodista o comunicador social, es ser intachable e independiente y comulgar siempre con la ho­nestidad, para ser considerado como una persona digna de credibilidad en toda la extensión de la palabra; pero todo esto se ha arrojado por la borda, al tomar una senda equivocada y ponerse al lado de la corrupción.
Como muy bien sabemos, que el periodismo objetivo es la voz del pueblo, el mismo que lo identifica como el auténtico defensor de las causas populares, por encima de todas las cosas.
Pero, como es posible que un simple informante, se ponga a órdenes de tantos entes corruptos, que muchas veces sus horrores (delitos) son purificados en otros fueros con el incienso del poderoso dinero. Como es posible que un improvisado, que ayer nomás criticaba acremente a una autoridad enviciada, hoy la considera como el mejor personaje del año.
¿Esto se llama periodismo o sobonería ?.
Llama pues, poderosamente la atención, como estos comunicadores huérfanos quizás de neuronas hayan cambiado de repente de criterio, sin que existan ellos la decencia y la dignidad, y se vendan por un fajo de billetes manchados con la sangre de las escuálidas venas del sufrido pueblo.
A diario vemos que estos medicantes de la prensa, merodeando por las ofici­nas públicas sobre todo los municipios y las empresas prestadoras de servi­cios de la localidad, sin que los mismos sean su campo de acción o de trabajo honrado, buscando a cuestionados funcionarios a fin de que previas pre­bendas, levantar con artimañas su alicaída imagen.¡Qué ricos son los panetones por cajas de 6 c/u, No?
Pero todo esto no está perdido, porque creemos que aquellos que se equivocaron de oficio, deben aprender el verdadero significado del periodismo hones­to, por cierto, porque éste es el más noble y sacrificado de las profesio­nes, donde muchas veces se expone hasta la propia vida y la seguridad de los familiares, tan solo por hallar ese preciado tesoro que se llama la verdad. Por eso se hace necesario que todo periodista o comunicador social con yerros, todavía está a tiempo de enmendar sus errores y tomar la senda de la reivindicación, despojándose de esa costra putrefacta de la inmoralidad y ponerse al frente de la defensa de los sagrados intereses de la comunidad; porque en más de los casos es la opinión pública quien juzgará nuestros ac­tos y no ser blanco de cáusticas críticas que a nada bueno conduce y poner en tela de juicio el nombre y apellido, para que más tarde los hijos no se sientan avergonzados del rumbo que tomaron los padres por un vil puñado de sucias monedas.


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