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CONSERVACIÓN Y
MANTENIMIENTO DE RÍOS -
Por: Oscar Velit Bailetti
Visión técnica de las limpiezas de ríos.-
Con las
inundaciones, que pueda causar el
fenómeno del Niño en Chincha, se alzan voces de ribereños, agricultores y
políticos locales, entre otros actores del río, argumentando que existe falta
de “limpieza” de los ríos.
Sin
embargo, también son muchas las voces que desde diferentes ámbitos (técnico,
científico, y de manera más incipiente social y de opinión pública) se alzan en
sentido contrario: reconociendo humildemente nuestra incapacidad humana para
intervenir de manera efectiva sobre la dinámica natural más poderosa del
continente.
Las “limpiezas de los
ríos“ que se exigen, conllevan la entrada de maquinaria pesada para la
extracción de los sedimentos acumulados, bien para recolocarlos en los márgenes
-en el mejor de los casos- o bien para su retirada y gestión totalmente externa
al cauce y a la llanura de inundación. Una de las actuaciones más extendidas en
las “limpiezas de ríos” son los dragados, que constituyen un impacto de máxima
gravedad contra la geomorfología del río afectando negativamente a todo el
ecosistema fluvial. Pueden resultar peligrosos por la erosión re montante y el
desequilibrio en la dinámica fluvial natural que pueden provocar. Los dragados
han sido totalmente descartados en países como Estados Unidos, Reino Unido y
Holanda.
El concepto de
“limpieza de ríos”, muy arraigado en nuestra sociedad antropocéntrica y tecnificada,
es erróneo por varias razones. En primer lugar porque los ríos se limpian
solos, pues tienen la capacidad con las crecidas de eliminar la vegetación no
adaptada y regenerar la que el río necesita. El sistema fluvial diseña su
propia morfología,transportando agua, sedimentos, nutrientes y elementos
vegetales. Solo él es capaz de albergar secuencialmente cualquier crecida
fluvial, disminuyendo la velocidad del agua y favoreciendo que ésta se infiltre
y recargue los acuíferos. Conceptualmente la limpie- za de cauces debería
convertirse en mantenimiento y conservación de cauces, con una finalidad de
mejora hidráulica y ambiental. Las crecidas e inundaciones fluviales ni pueden
ni deben evitarse, son imprescindibles para el buen funcionamiento del río y
para su buen estado ecológico y aportan nu-merosos y valiosos beneficios a las
personas. El río no se desborda, simplemente ocupa tem-poralmente parte de su
espacio. Se debe notificar urgentemente bajo responsabilidad de los señores
alcaldes para que las personas que habitan las riberas de los ríos evacuen el lugar.
Los daños por inundaciones se deben a la exposición y a la vulnerabilidad de
personas y bienes económicos, exposición y vulnerabilidad que han crecido ex
potencialmente y de forma generalizada en las últimas décadas en los ríos
debido a una mala ordenación territorial y planificación urbanística.
No se debe admitir
ninguna actuación de emergencia en los cauces sin un estudio previo y una
evaluación de impacto seria. En gran parte de las cuencas fluviales no se han
realizado hasta la fecha batimetrías, vuelos LIDAR, ni estudios morfo dinámicos
que confirmen supuestas elevaciones del cauce o elementos de diagnosis que
permitan justificar actuaciones asociadas a las llamadas limpiezas de cauce y
dragados.
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