martes, 21 de julio de 2015

AGRESIVO VIRUS DE NEWCASTLE AZOTA A LAS AVES DE CHINCHA


Por: Honorio Moreyra Villar*
Una agresiva cepa del virus de la Enfermedad de Newcastle de las aves viene causando grandes pérdidas económicas a los avicultores de la Provincia de Chincha y Pisco.
Los pollos de engorde afectados por el virus presentan severos síntomas de conjuntivitis con edema periocular, estertores traqueales, tics nerviosos, tortícolis, opistótonos, parálisis de las alas y piernas, todo simultáneamente con diarreas de color verdoso.
Por otra parte, las gallinas en la etapa de postura se ven afectadas por la decoloración de la cáscara de los huevos marrones y una pérdida brusca de la producción de 10 a 20%.
Los síntomas y los exámenes anatomopatológicos practicados en los diversos casos revelan que el virus de Newcastle que nos afecta es compatible con la CEPA VVV, es decir, virus muy virulento viscerotrópico que desde el año 1970 viene circulando periódicamente en nuestro medio, cada 10 a 15 años.
De acuerdo con los conocimientos actuales estos brotes de la enfermedad no deberían ocurrir, puesto que contamos con buena vacuna, como es la CEPA NEWCASTLE LA SOTA (descubierta hace unos 80 años) y que es usada en todo el mundo donde la enfermedad es endémica. La razón, estaría en la falta de uniformidad de la ‘semilla’ original con que se elaboran las vacunas y que están en poder de los laboratorios más antiguos que no se desprenden de la cepa original, por consiguiente el resto es copia.
Además, la vacunación de las aves contra Newcastle debe ser obligatoria y debe obedecer a un programa que establezca aplicar a los 7 días de edad una dosis de vacuna Newcastle inactivada (muerta) por vía subcutánea y otra dosis de vacuna de Newcastle La Sota ‘viva’, por vía ocular o en aerosol.
Otro aspecto, que requiere revisión es la BIOSEGURIDAD. En principio debemos saber que el virus sobrevive unos 145 días en los ambientes de la granja y que las aves recuperadas de la enfermedad quedan portadoras del virus durante 65 días. Además, son resistentes al pH extremo de 2-12 y al formol, que a una concentración del 5% no los mata; pero son muy sensibles al hipoclorito de calcio, 25 ppm. y al hidróxido de sodio, 2%.
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     *Microbiólogo, patólogo y nutricionista aviar

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