lunes, 4 de mayo de 2015

Superior Provincial de Congregación de Padres Vicentinos narró vida y ejemplar labor de P. Sessarego que partió al lado del Señor


El lunes 20 de abril último, dejó de existir en la Clínica Ricardo Palma de Lima, el Párroco de la Familia Vicentina, Piero Andrés Sessarego Tasayco, cuando frisaba los 38 años.
Natural de Chincha, fue exalumno de la Institución Educativa Cooperativo Mixto de Chincha, últimamente en el 2014 realizó su Misión Sacerdotal en el Distrito de San Clemente de la provincia de Pisco, donde dejó construida la capilla de Casalla.
El velatorio se realizó en la Iglesia De la Asunción de Miraflores, habiéndose realizado el miércoles 24 de abril a las 10.00 de la mañana una Misa de cuerpo presente que se vio bien concurrida, santo oficio a cargo del Padre  Pedro Guillen Goñi, Superior Provincial de la Congregación de Padres Vicentinos, donde hizo una remembranza de su vida y de su labor cumplida en el Sacerdocio. Posteriormente fue sepultado en el Cementerio El Ángel de Lima.
Publicamos en esta edición la Homilía de la Misa de cuerpo presente a cargo del Padre Pedro Guillen Goñi, Superior Provincial de la Congregación de la Misión (Padres Vicentinos):
HOMILIA DEL FUNERAL DEL PADRE PIERO SESSAREGO
El P. Piero nació en Chincha, ciudad alegre y laboriosa a 200km. al sur de la costa de Lima, el día 13 de octubre de 1976. Aquí están presentes sus  padres  Juan  Sessarego,  Yolanda Tasayco y sus hermanos Cristhian y Rocío. Piero realizó sus estudios primarios en el Colegio María Auxiliadora,  y secundaria  en el Colegio Cooperativo Abelardo Alva Maúrtua. Asumió con mucha responsabilidad  sus estudios y frecuentaba la Parroquia Santo Domingo de Guzmán regida por los Padres Vicentinos hasta el año 2 011. Acompañado por los padres  Vicentinos de esa comunidad, muchos de ellos se encuentran aquí en la celebración, se despierta en él su vocación sacerdotal vicentina. Sus padres, de profundas convicciones y motivaciones religiosas, no ponen obstáculos a su decisión, por el contrario sostienen y apoyan el camino que Piero desea emprender.
Ingresa al Seminario en marzo de 1994 y al concluir sus estudios filosóficos realiza el Seminario Interno en 1997, concluidos sus estudios Teológicos en los primeros meses del año 2 002 es destinado a la comunidad de Chiclayo para realizar el Año de Experiencia Comunitaria y Pastoral. Emite los votos que lo incorporan a la Congregación de la Misión en enero del año 2003 y en junio y diciembre recibe el Orden del Diaconado y del Presbiterado respectivamente.
Permanece en Chiclayo hasta el año 2007, colabora activamente en la labor educativa y pastoral del Colegio “Manuel Pardo”. También trabajo ministerialmente en la Parroquia “San Vicente de Paúl” de la misma ciudad especialmente en el sector de “Santa Rosa de Lima”, zona marginal donde P. Piero se preocupó por formar humana y cristianamente a muchos feligreses, especialmente a jóvenes, apoyarles en la promoción social para satisfacer sus necesidades básicas, alimentación y ropa y dotar de una infraestructura  digna al templo y ambientes parroquiales para realizar una adecuada y eficaz labor pastoral.
En enero de 2 007 realiza su función sacerdotal en la Parroquia “Virgen Milagrosa” en el Parque Kennedy de Miraflores. En el año que permaneció en esta comunidad se responsabilizó de las tareas catequéticas, en el trabajo con los jóvenes y en otras necesidades de subsidiaridad y corresponsabilidad necesarias para salvar situaciones imprevistas.
Del año 2 008 hasta que se le manifiesta la enfermedad a finales de 2 014 realiza su misión sacerdotal en la Parroquia “San Clemente” de Pisco en el distrito de la Villa y en las zonas aledañas de Casalla y San Miguel. Da clases de Religión en el Colegio “Tupac Amaru” del distrito  de Villa y participa también junto con otros maestros, en jornadas y encuentros de pastoral juvenil. Con la ayuda económica de la Congregación construye en el transcurso del 2013 la capilla de San Miguel e inicia también las coordinaciones  para la construcción de la Capilla de Casalla con la culminación de las obras a finales de 2014. Debemos destacar que en todos estos  sectores parroquiales  se preocupó por la   formación integral  de los laicos  para que adquieran el rol protagónico como agentes activos y misioneros herencia de su propia con-dición bautismal. Atendió a muchos  enfermos, pobres y marginados prestándose a lo que necesitaran y alentando en ellos la esperanza y la ilusión por una vida más digna.
El P. Piero no restringió su ministerio sacerdotal solamente en aquellos lugares donde vivía cooperó mucho y bien en diversos momentos en tareas de Pastoral Juvenil y de Promoción Vocacional y participó en diversas jornadas y retiros para acompañar a jóvenes en su discernimiento vocacional. Animó a varios jóvenes  a que tomaran en serio su respuesta al Señor preocupándose  por despertar y acompañar aquellos jóvenes que sintieran la llamada del Señor. El P. Piero se esforzó en orar, dar testimonio de vida, sensibilizar, proponer, acoger y acompañar a muchos jóvenes  en su proceso de discernimiento vocacional.
En diversos lugares donde el P. Piero ejerció su ministerio sacerdotal misionero contienen un denominador común: vivir en profundidad su vocación vicentina anunciando a Cristo evangelizador de los pobres. Ejerció su ministerio con una actitud sincera, tanto de palabra como de obra. Al manifestar su opinión se sentía libre y huía de las apariencias y fingimientos. De espíritu alegre y amigable. Actuaba con libertad responsable, exigente en los fines y flexible en los medios.
El horario de trabajo estaba subordinado a las necesidades de sus tareas pastorales; por ello no eludía ningún servicio si era para ayudar algún pobre, enfermo, las  funciones sacerdotales o satisfacer cualquier necesidad en beneficio de los necesitados. Su celo apostólico lo llevaba a perder horas de descanso  o de sueño por seguir fiel a su vocación en la instauración del Reino de Dios. Se daba tiempo también para poner los adelantos tecnológicos, que manejaba bien, al servicio de anuncio de la palabra de Dios.
El Señor lo llamó a su presencia a una edad joven: 38 años de vida 11 de sacerdote vicentino. Los designios de Dios son inescrutables para la mente humana  y todo lo hace por amor. Siempre se dice que no importa tanto la cantidad de años vividos sino la calidad que se ha puesto en ellos  al servicio de las convicciones y motivaciones de la vida. Santa Rosa de Lima que vivió incluso menos años que el P. Piero, es un ejemplo de ello. Estamos seguros que tanto desde su perspectiva humana como sacerdotal los vivió a plenitud y el Señor  lo acoge con sus brazos de amor y misericordia infinitos.
Tuvo que soportar una corta pero dura enfermedad. La aceptó y asumió con una gran paz interior ofreciendo su sufrimiento como ofrenda intercesora en favor de aquellas personas a quienes sirvió en su vida. El Señor ha llamado a Piero en el tiempo de Pascua, tiempo de esperanza, alegría, compromiso y testimonio. Estamos seguros que el resplandor de la luz ya ilumina su alma y vive en presencia de Cristo resucitado.
Damos las gracias en nombre de la comunidad de Padres Vicentinos a todos por su asistencia, a sus padres y hermanos, que lo han acompañado durante toda su vida y han vivido también el dolor y la esperanza  en estos últimos días de enfermedad  con entereza y resignación cristiana, a las Hijas de la Caridad con quienes coopero en algunos servicios, a las diferentes ramas de la Familia Vicentina, a tantos amigos que le mostraron su amistad en las diferentes parroquias donde vivió y ejerció su ministerio sacerdotal, y a tantas personas que compartieron buenos momentos con él.
Muchas gracias a todos.



0 comentarios:

Publicar un comentario

Con la tecnología de Blogger.