El libro de los Proverbios canta el
elogio a la madre, una mujer luchadora, emprendedora, hacendosa y gobernadora
de su casa (Prov. 31, 1031)
Una mujer así trabaja desde la mañana
hasta la noche. Se preocupa del alimento y del abrigo de los suyos. Su familia confía
en ella y su marido está orgulloso de ella.
La madre crea el ambiente religioso en
el hogar: enseña las primeras oraciones a sus hijos, bendice la mesa y lee el
evangelio con su familia. Y hace de su hogar una Iglesia doméstica.
¡Cuántas mujeres luchadoras y
emprendedoras en Chincha Alta!
¡Honor a esas mujeres que mantienen
viva la antorcha de la vida!
Pisco,
08/V/15
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