Los pueblos, como las
personas, nacen, crecen, se desarrollan y alcanzan prosperidad o, en algunos
casos, desaparecen. Esto me recuerda algunas películas del lejano oeste
norteamericano que veía cuando era niño, donde algunos pueblos terminaban convertidos
en “pueblos fantasmas”. Esto se daba por dos factores elementales: falta de
agua y/o proliferación de la delincuencia.
Nuestra
Ica, desde tiempos inmemoriales, ha sido una tierra privilegiada, tanto por la
riqueza de su suelo como por la calidad de los pobladores que la habitaron
desde antes de la llegada de los Incas en la primer conquista del Perú.
Aquí,
en nuestra región Ica, floreció el pueblo Nasca, Parakas, la cultura Chincha,
los Ocucaje y otros, que asombraron y asombran al mundo por su tecnología
y su arte.
En
materia tecnológica y, para no salirnos del caso, mencionaremos los
famosos acueductos de Cantalloc y Bisambra en Nasca con lo cual, resolvieron en
gran parte el problema del AGUA. Hasta ahora, esos ductos acuíferos siguen
siendo de gran utilidad y beneficio para sus pobladores nasqueños.
Nuestra
región Ica, con una calidad de tierra envidiable en todos sus valles, padece la
falta del líquido elemento, lo cual no le permite desarrollar su agricultura
como debiera ser. Los iqueños estamos condenados a las famosas “avenidas” de
aguas temporeras que refrescan nuestro valle y alimentan apenas la napa
freática, es muy poco lo que podemos hacer, pero pese a ello, somos la primer
región agro exportadora del Perú.
A
esta situación dramática, nos ha llevado en gran parte, la mala política de
nuestros gobernantes nacionales como locales quienes, pese a existir estas
limitaciones en materia de AGUA, no supieron cuidarla. Recuerdo que ha-cen
más de cuarenta años se reglamentó y/o prohibió la perforación de pozos
tubulares para la agricultura pero, esto cayó en saco roto por la desidia en
algunos casos y por la coima en otros. Habían distancias límites señaladas
entre uno y otro pozo para la perforación pero, los encargados de vigilar esta
prohibición, se hacían de la vista gorda a cambio de una coima.
Recuerdo
también que, desde mi niñez, escuchaba sobre “La irrigación del río Pampas” y
“El proyecto Especial Tambo Ccaracocha” pero, ni lo uno ni lo otro. Y
nuestra Ica se sigue secando, sus lagunas que antes eran un atractivo turístico
se secaron y ahora, nuestra bella e incomparable Huacachina, está desapareciendo.
Sería materia de un trabajo de investigación muy serio para determinar la
fortuna que se ha gastado en ambos casos y es muy posible que, con ese dinero,
ya se hubiese resuelto este problema.
Ahora, ha surgido como una luz de esperanza
la figura del Ingeniero Fernando Cillóniz Benavides quien, desde su
campaña y, ahora ya como Presidente de la Región Ica, se ha comprometido con su
pueblo bajo el lema de “Agua
para Ica” a resolver nuestro principal y agobiante problema. Sabemos de su
experiencia e idoneidad y confiamos en su capacidad para resolver esta ál-gida
situación que, a su vez, per-mitirá seguir liderando la agro ex- portación y
elevar el estatus socio económico de los iqueños y de los ayacuchanos y huancavelicanos
que se han integrado a esta tierra. Es posible que otras regiones,
privilegiadas con aguas permanentes en sus ríos, tengan mayor producción
agrícola pero, no con frutos de la calidad y la exquisitez que se dan en
nuestras tierras y que son preferidos en otras ciudades del mundo.
José Castro Silva
COL 046
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