A raíz de los acontecimientos que se vienen dando en el espectro
político nacional, me viene al recuerdo un pasaje de la vida de Sócrates cuando
había sido condenado a muerte. Y conste que Sócrates fue condenado por algo muy
subjetivo: “por corromper a la juventud”
Como sabemos, los que hemos leído algo sobre el más ilustre del los
filósofos: Sócrates, tenía un amigo
entrañable que se llamaba Critón. Critón
era un hombre adinerado que, aparte de ser amigo, era discípulo de Sócrates a
quien ayudó siempre de diferentes formas. Cuando Sócrates fue condenado a muerte,
Critón, valiéndose de su dinero y de sus influencias, logró comprar a la
guardia y llegó hasta la celda donde se dice que Sócrates, dormía plácidamente.
Al despertar se vio sorprendido con la presencia de su amigo y le preguntó a
qué había venido. Critón le dijo Sócrates tienes que huir. Sócrates con mucha
serenidad le dijo: dime Critón, ¿Quién huye? Un inocente o un culpable. Ante el
silencio de Critón, Sócrates le dijo:
¿Tú me crees culpable Critón?.
Apúrate Sócrates que te han
condenado a muerte ¿Y sabes tú lo que es la muerte Critón? Tal vez sea mejor
que la vida.
Este pequeño diálogo nos deja la evidencia sobre la serenidad con que
se comporta un inocente acusado de cualquier cosa que no ha cometido. ¡La conciencia
está limpia!
Qué diferencia con lo actual, sobre todo con nuestra clase
política, con nuestros funcionarios y autoridades
que, debiendo enfrentar con serenidad y valentía cualquier denuncia calumniosa,
lo único que saben hacer es negarse a que los investiguen y valerse de las ya
trilladas frases: “ya prescribió”, “Ya el caso fue investigado”, “Ya es cosa
decidida”, “Ya es cosa juzgada” “Que ya fue archivado el caso” ¡Sinvergüenzas!... Si no han cometido delitos, dejen que reabran
el caso, dejen que los investiguen nuevamente cuantas veces quieran porque si
no son culpables, nunca van a encontrar NADA contra ustedes.
No estén con el san Benito de los ex presidentes, ex alcaldes, ex gobernadores, regidores, rectores etc. etc. que tratan de
esconder sus delitos con esas disculpas cobardes y estúpidas que sólo son escuchadas
y creídas por un poder Judicial complaciente frente a los que tienen el poder.
Sra. Primera Dama, si Ud. es
inocente de los cargos que se le hacen, deje que la investiguen, deje que
busquen por donde quieran porque si Ud.
es inocente, Nada le van a encontrar y por lo tanto, nada le va a pasar. Deje Ud. esa actitud renuente a que se le
investigue porque lo único que logra es la desconfianza de los que aún puedan
creer en Ud.
JOSE
CASTRO SILVA
COL. 046
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