Por: Oscar Velit Bailetti
Todavía a muchos nos
queda claro recordar el fatídico terremoto que sufriéramos un 15 de
agosto del 2007; aunque pareciera que el terremoto nuevamente ocurrió hoy día
pues solo basta recorrer nuestras calles. Un recuerdo imborrable en nuestras
mentes y que ha pesar de haber transcurrido seis años nuestra
provincia sigue igual o peor que ayer a pesar del esfuerzo
propio de alguno de nuestros hermanos damnificados que perdieron su vivienda y
otros que tuvieron la suerte de recibir un bono. Del que muchos que debieron
recibir en primera fila no lo recibieron pues éstos fueron dados a lugares
tales como Upis de joven creación sin saneamiento físico legal de los
terrenos que habitan y personas que perdieron su vivienda después de ha-bitarla
más de cincuenta años no recibieron ninguna clase de ayuda por no pertenecer al
partido político o simpatizante del gobierno local. Ya para nadie es un secreto
que nuestra provincia fue la más afectada y que por una mala información y;
apresurada de nuestras autoridades de ese año el gobierno metió la pata
al dar un informe a la prensa mundial, y donde en Estados Unidos se
comentaba que Chincha había desaparecido.
Mientras el alcalde de
Pisco clamaba ayuda insistentemente y declaraba que muchas viviendas se
habían caído ocasionando numerosas muertes sin precisar todavía el número. En
radio programas decían que en Chincha no había sucedido nada que no pasaba de
un susto y algunas viejas paredes caí-das.
Mientras la ciudadanía
en pleno vivía una zozobra difícil de narrar todos corrían de un lugar a otros
desorientados miraban como habían quedado sus casas interiormente mas de 28,000
casas quedaron colapsadas, cantidad de heridos en los hospitales
que no se daban basto en la atención otros lloraban la muerte de sus seres
queridos. Todo era un caos hasta los días posteriores en que la gente no podía
dormir por miedo a las continuas replicas y a grupos de personas de mal vivir
que se robaban todo lo que podían. Muchos había dejado su casa para ir a hospedarse
donde algún familiar como fue mi caso que, al re-tornar después de tres días no
encontré ni la tapa de los buzones, me vaciaron la casa.
¿Donde quedaron los Decretos
de Urgencia? que diera el gobierno con la finalidad de ayudar a los damnificados
tales como el de otorgar 200.00 nuevos soles a las personas que se habían
hospedado en otras viviendas, durante cierto periodo; el de cercar todos
los terrenos en los que ya no había nada. Jamás se inicio o se terminó el
empadronamiento e informe para ser merecedores de estos decretos que quedaron
en el olvido.
Como no poder recordar como
los amigos y vecinos me buscaban insistentemente pues la Policía, serenazgo,
hospitales, todo había colapsado. No se ubicaba a ninguna autoridad por ningún
lado. Y todos andaban temerosos por los actos delincuenciales y el miedo que
ocasionaba la noticia de que todos los presos del penal habían
“escapado”, se había creado una psicosis colectiva. Lo que me vio obligado a
comunicarme a la ciudad de Lima y esclarecer los anuncios noticiosos que se
propagaban en el sentido que el terremoto solo había ocasionado cuantiosas
muertes y caídas de viviendas con salida del mar en la ciudad de Pisco; de
Chincha ni se acordaban.
Nos visitaron una
Comisión de alto mando y luego de pasearlos por la ciudad determinaron enviar
en forma inmediata 200 efectivos de la Diroe la misma que se hizo presente a
cargo del General Pedro Moreno y la presencia para coordinar
acciones de mi hermano el Coronel Efraín Velit Bailetti, para controlar
posibles desmanes. Durante la permanencia del General Pedro Moreno se pudo
coordinar numerosas acciones, dentro de ellas una ayuda inmediata de víveres y
una acción Cívica, con participación de médicos y Psicólogos de la Policía
Nacional del Perú gestión que fue rechazada por el gobierno local,
trasladándonos al Distrito de Pueblo Nuevo donde después de varias entrevistas
logramos que accedan a realizar dicha actividad en la plaza de Armas de dicho
distrito. La comisión encargada se hospedo en la casa que estaba yo habitando.
Allí se conformo una Plan estratégico de acciones.
Llegado el día nos
trasladamos a la plaza de armas de Pueblo Nuevo donde llego una caravana
integrada por 04 ómnibus con médicos, artistas, la banda de la Policía Nacional
del Perú, La Policía canina con sus perros adiestrados, grupos vernaculares del
momento y otros grupos musicales. Además a todo esto se sumaran cuatro camiones
con víveres tales co-mo sacos de arroz, azúcar, cajas de leche, aceite,
colchones, frazadas, cocinas y balones de gas. Que fueron distribuidos entre
todos los asistentes así como de dinero en efectivo.
Este evento se inicio al
promediar las once de la mañana y culminó a las cinco de la tarde
retirándose todos silenciosamente al igual como llegaron. Ninguna autoridad se
mostro para darles la bienvenida ni el agradecimiento. Solo recibieron la
bienvenida y agradecimiento de mi familia y como no agradecer a mi esposa Rosa
Luz y a mi hija Ana Luz que se batieron preparándoles una apetitosa y rica
carapulcra de la que quedaron encantadísimos.
Días después de todo
esto me visito el Sr. Aníbal Luyo para que lo acompañara a solicitar ayuda de
víveres a la Base de Pisco para lo cual fuimos con tres camiones y luego
de identificarnos nos pusimos en contacto con el personal de Indeci que se
encontraba a cargo en esos momentos de un mayor y de una señorita que fungía de
secretaria. Al presentarnos; inmediatamente dicha señorita nos increpo que para
que habíamos venido si en Chincha no pasaba nada y que solo estaba bueno para
irse a comer una carapulcra. A lo que mi reacción fue inmediata y mi respuesta
fue contundente que habíamos paseado Pisco y no era de la magnitud como se informaban
los daños; que peor estaba Chincha. De tanto reclamar nos dijo que
esperáramos.
Momentos que aproveche
para pasear los Hangares donde se encontraban depositado todo lo que
habían enviado los países vecinos. Estando, en espera ingreso una
numerosa caravana
Y que al hacer las
averiguaciones de quien se trataba me informaron que era del Sr. Fabre
presidente de Forsur , inmediatamente sin pensarlos dos veces me confundí con dicha
delegación y trate de apersonarme a él ,quien muy atentamente me estrecho
la mano y entablamos un dialogo, hasta ahora me pregunto con quien me
confundiría ,espacio que me permitió informarle de la situación en Chincha y me
manifestó que había llegado para realizar una inspección en la ciudad de Pisco
en un helicóptero de la FAP pero que también lo tomaría en cuenta y volaría la
ciudad de Chincha. Lo que agradezco porque estoy convencido que luego le informarían
al Señor Presidente Alan García, pues a los dos días vi pasar al señor
Presidente García por la Avenida Luis Massaro.
Luego de una tediosa
espera me acerque a insistirle a la señorita que nos había dicho que
esperáramos, al notar la decisión que teníamos de no regresarnos sin llevar
nada. Me indico que cargara con todo lo que se encontraba en un ambiente
cercano a donde clasificaban los kits de alimentos. Grande fue mi sorpresa y
más grande mi malestar cuando me indicaba que suba unos cajones para muertos y
unas galoneras vacías y que fuera a reclamar la pecosa respectiva.
Vaya lío el que les
arme, y les dije que me iba a comunicar a Lima para presentar mi queja y a la
vez comunicarles que, como era posible que tuvieran de muchos días guardadas a
la intemperie las cajas de sangre.
Esto incomodo al Jefe
encargado y me llamo diciéndome que me dirija a la zona restringida y que carguemos
con todo lo que allí había. Los encargados del resguardo de la base no
permitían el ingreso a nadie pero como me habían visto llegar junto con el Sr.
Fabre logre pasar, ingrese al Hangar y encontré que había cajas de nescafè,
algo de dos mil frazadas, ropa y zapatos de Colombia. Gestione la
autorización respectiva y cargamos dos camiones con todo.
Al apersonarnos a reclamar la pecosa
respectiva nos miraban con cara de asombro pregun-tándose cómo podíamos haber
logrado ingresar a una zona restringida de la que no lograban retirar dicha
mercancía.
Antes de retirarme me
puse en contacto con los señores de la contraloría para que fiscalicen su
distribución en la provincia.
Dentro de mi pena,
dolor, impotencia y de haber perdido todo lo material agradeciendo a Dios que
todos estábamos con salud en mi familia. Me dio satisfacción de haber
colaborado una vez más con mi provincia, enteramente sin haber cogido para mí
una sola cajita de fósforos.