Por: Luis
Pachas Mesías
A esta altura
de fin de año en la que prácticamente se ha culminado con el año escolar,
diversos alumnos (as) de nivel secundario, en su afán de alejarse un tanto de
sus estudios, acuden a distintos lugares con el propósito de buscar algún
entretenimiento muy propio de su edad.
Unos prefieren caminar acompañado de amigos
por las calles, otros ingresan a Internet u otros lugares, y algunos se
encaminan a las playas a escuchar música, beber licor o practicar fútbol.
Precisamente
la tarde del pasado jueves, personal de Serenazgo de la Municipalidad
Provincial de Chincha, en uno de sus patrullajes realizado, fueron comunicados
que en la playa la Totorita, se encontraban un grupo de estudiantes libando
licor y escuchando música moderna a todo volumen.
Los serenos al
dirigirse al lugar, verificaron en efecto lo informado, hallando a los jóvenes
(hombres y mujeres) en pleno ritmo, vestidos con sus uniformes escolares, y
ellos al advertir la presencia de los agentes municipales, huyeron despavoridos
por distintos lugares.
Por la distancia
en la que se encontraban los serenos, por ser el sector un campo abierto, ellos
no pudieron retener a ninguno de esos adolescentes que quizás celebraban
(equivocadamente) la culminación del año escolar.
Otro caso que
también llama poderosamente la atención, su-cedió igualmente ese mismo día.
Pues dos varoncitos estudiantes de un prestigioso colegio de Chincha, se liaron
a golpes en plena calle Callao en Chincha Alta, todo por la disputa de una
compañera de estudios.
Esta pelea
pública y a plena luz del día, fue alentada por decenas de estudiantes,
quienes, en alta voz, hacían vivas a cada uno de los agresivos contendores.
La llamada de
atención de vecinos y transeúntes no sirvió de nada. El pleito inusual
continuaba en todo su esplendor.
Solamente la efervescencia
del colosal lío escolar, se vino a calmar con la llegada oportuna de una unidad policial.
Ellos
controlaron y disiparon el mayúsculo escándalo callejero.
Uno de los
efectivos invocó que los padres de familia deben brindar una mejor educación a
sus hijos, que los orienten con esmero, para que aquellos adolescentes no
incurran más tarde en peores errores que se tenga que lamentar.
Reflexionemos sobre la misión que les
corresponde a los padres de familias, a los hermanos mayores, como a los amigos
para que sean consciente del comportamiento de escolares, en donde muchas veces
se olvidan las normas morales, los valores, la educación que han recibido en
sus colegios y las recomendaciones que nacen desde sus hogares.
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