La bondad de
tu suelo, el amor al trabajo
hicieron de
tu fama un santuario eternal,
por eso,
motivado, mis estrofas barajo
para ensalzar
tu nombre con un himno triunfal.
Una digna
cultura el hispano te trajo
una cruz
sacrosanta, un mundo celestial,
un flamante
lenguaje que al quechua puso abajo
que cambiaron
las normas de la corte imperial.
Tres vetustas
acequias cruzan por tus callejas
con barrios
que aún cantan las canciones añejas,
y templos
señoriales que atestiguan tu fe.
Eres Chincha
querida una cuna de amores
que busca la
justicia sin rangos ni colores,
porque ante
los abusos estas siempre de pie.
Juan Manuel Medina Cañas
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