sábado, 2 de septiembre de 2017

Cuidemos los parques, jardines y macetas


Por: Oscar Velit Bailetti
Casi a diario manos extrañas, arrancan las plantas de los jardines que con tanto esfuerzo se siembran y además se encuentran una o dos macetas rotas.
Como ciudadanos, debemos de hacer algo. Tenemos que hacer un compromiso  para cuidar nuestra ciudad y el medio ambiente.
La sensibilidad para percibir la naturaleza está condensada en la expresión: «la maceta está triste, a la planta le quitaron vida». No siempre las personas nos damos cuenta de eso: maltratamos o no cuidamos el ambiente en que vivimos y por eso perdemos mucha calidad de vida, para nosotros y, a veces, para muchas generaciones después de nosotros. Cuando ocurre eso, los primeros y más perjudicados son los chicos, nuestros hijos y los de toda familia.
Este es un compromiso para cuidar el planeta con ternura debido a que, se forja una actitud positiva hacia la Tierra como «nuestro espacio de vida, de cobijo y de cuidado, para comprender el mundo, se promueve un acercamiento positivo y no culposo, lo cual representa la base para una verdadera conciencia ambiental. Esta conciencia ambiental emerge de esa conexión que permite comprender la esencia de la naturaleza y amarla. NOS FALTA CULTURA Y EDUCACION VERDE.
Con esta nueva práctica educativa también podemos contribuir con la sustentabilidad física, mental y espiritual en cuanto es un medio para combatir el trastorno por déficit de naturaleza que a escala global está produciendo diversas dolencias de la infancia como la depresión, el estrés, la hiperactividad y el déficit de atención, y la ansiedad: «Contribuir a reducir el déficit de naturaleza, a sanar la alienación infantil respecto al ambiente, es nuestro interés no solo por razones románticas, estéticas o de justicia, sino porque de ello depende la salud mental física y espiritual de nuestra especie y del planeta en su conjunto».
 Se requiere que en las Instituciones educativas  promuevan  el amor por las plantas, deben de organizar  un concurso de macetas que permita que se generen en las niñas y los niños un sentido de cariño e interés por las plantas, para convertir  focos  infecciosos en un ambiente limpio y saludable.
Es posible hacer más saludable el ambiente donde vivimos. Para eso necesitamos sa-ber qué hacer, cómo mejorar nuestras prácticas diarias, có-mo cuidarnos y cuidar a los demás. Los cambios personales, aunque muy necesarios, no son suficientes. Este es un tema que nos afecta a todos. Es necesario conversar y trabajar con nuestra familia, con nuestros vecinos y, si es posible, con toda la comunidad. Es probable que usted forme parte de un equipo y éste tenga un responsable con quien consultar sus dudas y planificar su trabajo.
Como algunas acciones de prevención o de reparación, si superan las posibilidades de una persona o de un grupo pequeño, conviene ponerse en contacto con organizaciones e instituciones, armar redes de comunicación y colaboración.
El primer paso en la tarea del Promotor a favor de la salud ambiental del barrio es tan sencillo: tomar y hacer tomar conciencia de que «el barrio es la casa de todos». Por otra parte, debe promoverse e implementar conductas apropiadas en la vida cotidiana de los niños y de toda la comunidad educativa que, además, debe caracterizarse por el sentido de responsabilidad.
Vamos camino a tener una ciudad de lujo. COLABOREMOS


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