Por: Oscar Velit Bailetti
Un grupo de
feligreses de la Parroquia de Santo Domingo se encuentran indignados por las
declaraciones de algunos individuos que han difundido, escudándose en
seudónimos por las redes sociales y emisoras locales expresándose mal del
párroco, acusándolo de haber desalojado del atrio a unos vendedores de dulces, de
papas rellenas y otros comestibles, utilizando palabras subidas de tono,
soeces, malsonantes, groseras. No debemos usar palabras mal sonantes ni para expresarnos,
ni para "atacar" a terceras personas, es decir, utilizarlas como
insulto; no es correcto ni educado.
Eso es, lo que se ha hecho con el párroco de nuestra
provincia acusándolo injustamente de cosas que no ha cometido, recurriendo a
palabras fáciles y ordinarias.
Algunos mencionan que estos actos son realizados por
personas resentidas con la Iglesia, es una forma de desahogo, una forma de
soltar en una sola palabra toda la rabia, dolor, cólera, furia... por algo que
no conocen, que se han dejado llevar
desinformados. Reaccionando con palabras de uso habitual utilizadas de
mala manera, con mala intención pudiendo ser también muy molestas y ofensivas.
No olvidemos el dicho: "hay tres
cosas en la vida imposibles de volver atrás: la flecha lanzada, la palabra
dicha y la oportunidad perdida". Cuidado con lo que decimos y cómo lo
decimos. Muchas veces en la vida, nos encontramos con personas a las que les damos
la mano y se aprovechan hasta tomar nuestro brazo. Esta simple descripción es
más o menos la forma en que proceden los ´caraduras, descarados o aprovechados´
a quienes usualmente se les describe como personas maquiavélicas por su modo de
proceder con doblez y con el objetivo de aprovecharse de los demás.
El maquiavelismo, junto con el narcisismo y la
psicopatía son conocidas como la triada oscura.
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