Por: Oscar
Velit Bailetti
Esta es la introducción de
este artículo, que por su importancia merece la publicación íntegra: Hoy solo
difundimos-por razón de fuerza mayor- una parte y lo continuaremos este fin de
semana.
“Transcurrían las horas como
un día normal. Eran las quince horas del día miércoles once de enero. Cogí el
celular y llamé a mi esposa Rosa Luz, quien se encontraba en la ciudad de Lima.
Había ido a la Clínica Oftalmológica “Divino Niño Jesús” a su control con el
Dr. César Gonzales Tasayco quien le había intervenido de una vista colocándole
un lente intraocular, pues padecía de cataratas.
- ¡HOLA! Cómo estás; qué te
dijo el doctor ?.
Estoy bien...Y feliz pues el
doctor me ha dicho que me he restablecido rápido de la operación, ha
cicatrizado muy bien. (Sufre de diabetes). Y me ha programado para operarme la
otra vista el día viernes trece.
Qué bueno, le respondí. E
inmediatamente me dijo que si yo quería que regrese a Chincha. Al día siguiente
de la operación. Le dije que mejor se quedara hasta su control.
Entonces tú vendrás para
pasar juntos el domingo quince. Y tendrás que traerme mi regalo. Y nos
despedimos. Pues vaya pensé... no me acordé en el momento que cumplíamos
cuarenta años de casados. Y mi regalo siempre fue una rosa por año. (Continuará)
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