El mundo
católico pleno de alegría está a pocas horas de recordar el nacimiento de
Jesús, el Mesías, el salvador del mundo, considerado este acontecimiento como
el más grande de la historia universal, con cuya llegada, nos trae el mensaje
de paz y amor y que motiva la alegría de los pueblos, sin distinciones, lo que
llega como el estimulante de los
corazones, las mentes y estructuras del mundo, induciendo así hacia un cambio
de nueva vida.
La
celebración de la Navidad propicia una reflexión, la de incentivar la unión
entre losmiembros de la familia y comunidad que muchas veces está divididas por
simples desavenencias; debe ser este acontecimiento una llegada fortificante para
la salud espiritual de todos porque siempre motiva la reconciliación en el
entorno familiar y de la sociedad entera.
Es
pues una fiesta extraordinaria que debemos revalorar los cristianos, darle el
verdadero sentido espiritual y familiar, dejando de lado la superficialidad, la
presuntuosidad y el carácter comercial, en los que caemos muchas veces.
A
todos una Feliz Navidad.
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