Por: Óscar
Velit Bailetti
Aunque no hay un
perfil psicológico exacto para determinar a los delincuentes sexuales, porque
justamente se caracterizan por su heterogeneidad, sí existen rasgos que podrían
identificar los comportamientos y actitudes de estos abusadores.
Para empezar, podría decirse que se trata de personas
que tienen una marcada inmadurez psicológica o emocional y que probablemente
pudieron haber sido víctimas de abusos durante su niñez o también testigos de
relaciones abusivas durante ese periodo.Estadísticamente se ha demostrado que
tienen baja tolerancia, temperamentos explosivos y una fragilidad emocional que
los hace reaccionar de manera agresiva ante incidentes menores;estas personas
necesitan doblegar a sus víctimas o hacer lo posible para que ellas se sometan
a su voluntad; lo que, en no pocos casos, se complementa con una inseguridad
extrema, tendencias posesivas y celos exagerados.La mayoría de los victimarios
no son ajenos al ambiente de niños y adolescentes y, por el contrario, suelen
estar cerca del entorno familiar, escolar o de amistades.Los expertos coinciden
en que si bien es cierto que el deseo por los menores y querer tener relaciones
sexuales con ellos son actitudes que marcan trastornos psicológicos, hay que
mencionar que el abusador es completamente responsable de sus actos, pues en
muchos casos usa sus relaciones de confianza con los menores para construir
vínculos en los que posteriormente se manifiesta su enfermedad.
Robert Hare, profesor emérito de la Universidad de Vancouver,
considerado uno de los mayores expertos del mundo en este campo, creó una serie
de señales que permiten avizorar la presencia de un depredador. Entre estos
están:
La irresponsabilidad. El consumo de drogas. Un comportamiento
impulsivo. Afectos llenos de superficialidad. Baja capacidad de remordimiento.
Locuacidad y encanto superficial. Exaltación del valor del yo. Necesidad
permanente de estimulación. Tendencia al aburrimiento. Mentiras patológicas.
Manipulación de la conducta. Relaciones afectivas de poca duración. Incapacidad
de asumir sus propios actos. Conducta sexual promiscua. Estilo de vida
parásito. Falta de empatía. Posturas dogmáticas o endurecidas.
A ese listado, es importante detectar algunos rasgos
en adolescentes, con el objeto de iniciar intervenciones de carácter
preventivo.Entre estos están: el maltrato animal, las mentiras permanentes, los
hurtos, los fracasos académicos consecutivos, la conflictividad, el irrespeto
por los límites y acercamientos precoces con alcohol, sexo y drogas.
Frente a estas últimas es mandatorio ponerle atención
a cualquier conducta de riesgo que esta población ejecute bajo el efecto de
drogas. Esto podría ser centinela para evitar complicaciones mayores.
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