El consumo de estupefacientes se
viene extendiendo peligrosamente en todo el país. Esto -al parecer- sería uno
de los factores a que casi a diario veamos en los diarios capitalinos noticias
espeluznantes que asombra al público lector.
Uno estos casos es el feminicidio -el maltrato físico
y psicológico a la mujer- que no tiene cuando acabar, sino más bien se ha
acentuado en los últimos años, según lo señalado la estadística nacional.
En razón a esta apreciación, nada halagüeño por
cierto, sería conveniente que las autoridades en general oriente su
preocupación a este agudo problema que viene afectando a muchas familias del
territorio nacional, preferentemente a las de menor recurso económico.
Los padres de familia también están comprometidos en
esta situación de vigilancia a sus hijos, al igual que los profesores, porque se
ha encontrado (hace algunos años) a alumnos de un colegio emblemático de
Chincha consumiendo droga en el interior de su plantel (baño) y que luego
falleciera por una alta intoxica-ción, tal como lo verificó el médico legista
de aquel año.
Moradores y padres de familias ven con preocupación
que en diversos lugares a vista y paciencia, se ofrezcan en venta esa maldita
droga, lo que ha de demandar un mayor control.
Entonces, en resguardo de la salud pública, sería
conveniente que las autoridades, sobre todo policiales, ejerzan una mayor
vigilancia en los lugares ya conocidos donde -sujetos adictos a este mal del
siglo- consumen drogas con el consiguiente malestar de los vecinos que no
cuentan con solución a su agudo problema.
Uno de estos puntos críticos -según lo señala los
propios moradores- es la arteria situada detrás del Coliseo Mauro Mina de
Chincha, donde se observa, a partir de las 7:00 de la noche, a numerosos
sujetos que consumen estupefacientes a bordo de moto taxis por especio de
varias horas.
Personal de Serenazgo Chincha también podría participar
en esa labor de vigilancia que tanto requiere hoy los pobladores del sector
señalado. (Luis Pachas Mesías)
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