Por: Dr. Ferrer Maizondo Saldaña
Remito breve crónica
sobre la ruta del pan en Chincha
La mayoría de los pobladores del
norte de Castrovirreyna migraron a
Chincha, asentándose preferentemente en
el Distrito de Pueblo Nuevo.
Los huachinos, al igual que todos los migrantes andinos, supieron
enfrentar la adversidad, superar las limitaciones y, con mucha creatividad y esfuerzo ganaron un espacio eco-nómico y social en el joven distrito
chinchano.
Una de las actividades en que
los migrantes asentaron sus intereses y reales fue la panade-ría, compitiendo
con panificadoras tradicionales y de gran prestigio de la progresista provincia de Chincha, como las
reconocidas panaderías, Oneglia, Sanguinetti, Ulloa o Sabina.
Coincidentemente los propietarios de las tres primeras son migrantes,
europeos, dos italianos y un español, ubicados en céntricas y comerciales calles: Benavides, Italia, Colón y Grau
De las empresas mencionadas sólo sobrevive Sabina, con sus conocidas
galletas de agua en bolsa, que se ha convertido en un producto que identifica a
Chincha, al igual que el colado, los tamales o las chapanas. Galletas Sabina sigue en el mercado, manteniendo
su calidad, pero con problemas de
identificación de marca, que a veces genera confusión con las galletas Zarina
que tienen el mismo origen familiar.
En el competitivo mundo de los panes y las galletas que siempre están
emparentados, destacan en Chincha, migrantes del distrito de Huachos. Con
ellos, la ruta del pan y la galleta se
ha modificado en la provincia, teniendo como centro de irradiación al populoso,
amplio y pujante distrito de Pueblo Nuevo.
Armando Valenzuela Soldevilla, de vocación emprendedor,
panadero toda una vida. Gran imaginación para presentar múltiples, sabrosas y
agradables variedades de panes y galletas. Modernizó la panade-ría en su tierra
natal. El aroma de sus panes se percibe a cua-dras de distancia. El olor despierta
recuerdos de la infancia evocando los panes tradicionales recién salidos de los
hornos de leña. Su principal producto tiene marca propia: Galletas Armandito.
Isidro Nestárez Tornero, originalmente fue un destacado carpintero de
fino acabado. En sus manos, la tosca madera fue objeto útil y valioso. El
ingenio y la creatividad fueron sus compañeras. Atento a la oportunidad del
mercado, devino en panadero. El crecimiento del negocio conllevó a que sus he-rederos
tengan sus propias panaderías, pero todos, manteniendo marca única; conocidos
por las agradables y sabrosas: Galletas Nestárez.
Máximo de los Ríos Palomino, profesional de la Educación. Maestro de escuela. Solidario,
entusiasta y voluntarioso, se dedicó al
transporte y venta de combustibles. En la panadería compitió con Arman-do e Isidro
para convencer con sus panes, biscochos
y galletas.
Segundino Valenzuela Villavicencio, comerciante. Bona-chón, atento, ubicado
estratégicamente en el punto de embarque, La Cruz, hacia los pueblos andinos. Su
atención está dirigida más a los pasajeros que apresurados suben y bajan de
buses y camiones que recorren la carretera que bordea al Río San Juan, cuyas
agua riegan el Valle de Chincha.
Victoria Quispe Pérez. Más que panadera, una gran vendedora de panes,
galletas y bizcochos. Entre enormes canastas llenas de pan, desbordando aro-mas
y humores, comparte atención y buen trato en el mercado y en las ferias. El pan
fresco, tibio, con su olorcito envuelve su cariñoso trato maternal. Recordándonos
siempre que cuidó con mucho esmero nuestra huérfana infancia. Con una sonrisa
alcanza la bolsa con pan.
Cilio Villavicencio Nestárez. A excepción de todos los anteriores, fijó
su panadería en la conocida calle Colón de Chincha, la calle de la panadería
Ulloa. Cilio, a pesar de serios problemas visuales recorre calles, avenidas y
jirones con su triciclo de caja blanca haciendo sonar puntual la corneta que
anuncia la hora del desayuno o lonche.
Mientras en Chincha van surgiendo nuevas variedades de pan, los hornos
se modernizan y la venta tiene un fuerte impulso del marketing, voy recordando
los sabrosos panes de mi pueblo Huachos, cocidos a leña y en hornos de barro en
la panadería de mi abuela Apolonia Cárdenas de Patiño, una emprendedora señora,
empresaria y lideresa comunal.
Los panes de la tía Cruz Casas
de Cárdenas, son también dignos de resaltar, al igual que su buen trato,
atenciones y alegría con que siempre nos
atendía. Panaderías en la que destacaban como maestros panaderos Alejandro
Canales Sánchez (Ale Canales), Francisco Dávalos Vásquez (Panchito) y Conrado Valenzuela
Salvatierra (Conra o Yawarcha); sin olvidar a los pioneros, los hermanos Juan y
Alejandro Cárdenas.
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