lunes, 20 de abril de 2015

LA RUTA DEL PAN EN CHINCHA


Por:   Dr. Ferrer Maizondo Saldaña 
Remito breve crónica sobre la ruta del pan en Chincha
La mayoría de los pobladores  del norte de Castrovirreyna  migraron a Chincha,  asentándose preferentemente en el Distrito de Pueblo Nuevo.
Los huachinos, al igual que todos los migrantes andinos, supieron enfrentar la adversidad, superar las limitaciones y,  con mucha creatividad y esfuerzo ganaron  un espacio eco-nómico y social en el joven distrito chinchano.
Una de las actividades en que  los migrantes asentaron sus intereses y reales fue la panade-ría, compitiendo con panificadoras tradicionales y de gran prestigio de  la progresista provincia de Chincha, como las reconocidas panaderías, Oneglia, Sanguinetti, Ulloa o Sabina.
Coincidentemente los propietarios de las tres primeras son migrantes, europeos, dos italianos y un español, ubicados en céntricas y comerciales  calles: Benavides, Italia, Colón y Grau
De las empresas mencionadas sólo sobrevive Sabina, con sus conocidas galletas de agua en bolsa, que se ha convertido en un producto que identifica a Chincha, al igual que el colado, los tamales o las chapanas.  Galletas Sabina sigue en el mercado, manteniendo su calidad,  pero con problemas de identificación de marca, que a veces genera confusión con las galletas Zarina que tienen el mismo origen familiar. 
En el competitivo mundo de los panes y las galletas que siempre están emparentados, destacan en Chincha, migrantes del distrito de Huachos. Con ellos, la ruta del pan y la galleta  se ha modificado en la provincia, teniendo como centro de irradiación al populoso, amplio y pujante distrito de Pueblo Nuevo.
Armando Valenzuela Soldevilla, de vocación emprendedor, panadero toda una vida. Gran imaginación para presentar múltiples, sabrosas y agradables variedades de panes y galletas. Modernizó la panade-ría en su tierra natal. El aroma de sus panes se percibe a cua-dras de distancia. El olor despierta recuerdos de la infancia evocando los panes tradicionales recién salidos de los hornos de leña. Su principal producto tiene marca propia: Galletas Armandito.
Isidro Nestárez Tornero, originalmente fue un destacado carpintero de fino acabado. En sus manos, la tosca madera fue objeto útil y valioso. El ingenio y la creatividad fueron sus compañeras. Atento a la oportunidad del mercado, devino en panadero. El crecimiento del negocio conllevó a que sus he-rederos tengan sus propias panaderías, pero todos, manteniendo marca única;  conocidos  por las agradables y sabrosas: Galletas Nestárez.
Máximo de los Ríos Palomino, profesional de la Educación.  Maestro de escuela. Solidario, entusiasta  y voluntarioso, se dedicó al transporte y venta de combustibles. En la panadería compitió con Arman-do e Isidro para convencer  con sus panes, biscochos y galletas.
Segundino Valenzuela Villavicencio, comerciante. Bona-chón, atento, ubicado estratégicamente en el punto de embarque, La Cruz, hacia los pueblos andinos. Su atención está dirigida más a los pasajeros que apresurados suben y bajan de buses y camiones que recorren la carretera que bordea al Río San Juan, cuyas agua riegan el Valle de Chincha.
Victoria Quispe Pérez. Más que panadera, una gran vendedora de panes, galletas y bizcochos. Entre enormes canastas llenas de pan, desbordando aro-mas y humores, comparte atención y buen trato en el mercado y en las ferias. El pan fresco, tibio, con su olorcito envuelve su cariñoso trato maternal. Recordándonos siempre que cuidó con mucho esmero nuestra huérfana infancia. Con una sonrisa alcanza la bolsa con  pan.
Cilio Villavicencio Nestárez. A excepción de todos los anteriores, fijó su panadería en la conocida calle Colón de Chincha, la calle de la panadería Ulloa. Cilio, a pesar de serios problemas visuales recorre calles, avenidas y jirones con su triciclo de caja blanca haciendo sonar puntual la corneta que anuncia la hora del desayuno o lonche.
Mientras en Chincha van surgiendo nuevas variedades de pan, los hornos se modernizan y la venta tiene un fuerte impulso del marketing, voy recordando los sabrosos panes de mi pueblo Huachos, cocidos a leña y en hornos de barro en la panadería de mi abuela Apolonia Cárdenas de Patiño, una emprendedora señora, empresaria y lideresa comunal.

  Los panes de la tía Cruz Casas de Cárdenas, son también dignos de resaltar, al igual que su buen trato, atenciones y  alegría con que siempre nos atendía. Panaderías en la que destacaban como maestros panaderos Alejandro Canales Sánchez (Ale Canales), Francisco Dávalos Vásquez (Panchito) y Conrado Valenzuela Salvatierra (Conra o Yawarcha); sin olvidar a los pioneros, los hermanos Juan y Alejandro Cárdenas. 






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