Se acerca otra
celebración de Fiestas Patrias y, como es costumbre, nos preparamos para
sentirnos más peruanos por estos días. Pondremos una banderita en nuestra casa,
una escarapela en nuestro pecho, iremos al desfile para aplaudir y luego, nos
sentaremos esperanzados a escuchar el Mensaje Presidencial. Ese mensaje que,
desde hace muchos años, esperamos que sea un mensaje sincero y alentador. Sin
embargo, tal como vienen sucediendo las cosas, nada hace augurar un Mensaje
así, en el que se planteen los cambios que el Perú necesita. Tal vez, ni se
tengan en cuenta, las protestas ocurridas hace algunos días y las anunciadas para
los próximos. Quizá ello no sea suficiente para hacer reflexionar al Gobierno y
enrumbe sus pasos por los caminos correctos, que saque al país del laberinto en
el que, queriendo o sin querer, lo ha metido.
Todos sabemos que las
crisis que se presentan en los pueblos, obedecen a múltiples factores pero, la
mayoría de veces, se limita a la gran crisis que vive la Patria, o a la ceguera
de un gobierno que, rompiendo sus promesas, se aleja cada día más de las
esperanzas y de la expectativa ciudadana.
Pese a ello, el hecho de
no ser partidarios del Gobierno, no nos obliga a tener que aplaudir cuanta
protesta se genere en contra del régimen, aún cuando hagan responsable de ella
al propio Presidente Ollanta Humala.
Si analizamos con
serenidad, la situación caótica que venimos afrontando desde hace algún tiempo,
tenemos que aceptar que, existen una serie de factores a los cuales no hay que
perder de vista, porque pueden convertirse en algo que ninguno de los peruanos
pensantes queremos: ¿Habrá hecho bien el gobierno en tratar de aprobar una
serie de medidas sin considerar para nada a los involucrados en el problema?. “Servicio
Militar Obligatorio”, “Ley Universitaria”, “Ley del Servicio Civil”, etc,
etc. Hay que dejar en claro que, no se pueden aprobar las leyes porque a un
gobierno le parece bien o porque le dé la gana; hay que consensuar, hay que
pedir aportes y opinión a los involucrados y a los especialistas y dejar en claro
que, ninguna Ley que pretenda aprobar un Gobierno, puede vulnerar los
derechos de los trabajadores. Tampoco aprueba la ciudadanía y con mucho
vigor y disciplina lo ha demostrado manifestando su rechaza a los mecanismos utilizados
para elegir a los miembros del Tribunal Constitucional, a la Defensoría del
Pueblo y a los miembros del Directorio del Banco Central de Reserva.
Respecto a la cuestionada “Ley
Universitaria”, esta deberá discutirse en forma más amplia y siempre, con
miras a que sea una respuesta a las jus-tas expectativas de nuestra ju-ventud y
del país. Debemos admitir que esto, no resulta muy fácil porque, el colectivo
de nuestra juventud universitaria y los especialistas en materia educativa y
laboral, tendrán que presentar propuestas razonables, propuestas que estén
orientadas a elevar la calidad educativa y no sólo las remuneraciones en
nuestras vapuleadas universidades. Hay que tener presente que: sólo con buenas
universidades lograremos buenos profesionales y, con buenos profesionales lograremos
un Perú mejor en todos los sentidos.
Con relación a la
cuestionada “Ley del Servicio Civil”, es necesario recordar y
precisar que, nuestra Administración Pú-blica, se encuentra desfasada y
desimplementada, tanto en lo que refiere al factor de infraestructura como en
el factor HU-MANO. Si entendemos con claridad el problema de nuestra Administración
Pública, hay que aceptar que no tenemos una Administración Pública eficiente,
que hay servidores que no están capacitados ni profesional ni hu-manamente
para servir a los demás. No hay que perder de vista tampoco que, desde
hace muchos años, nuestra clase laboral ha venido sufriendo un trato injusto y
viene sufriendo la vulneración de sus derechos. Ello, los obliga a defender el
sustento de sus hogares pero, también debe obligarlos a servir bien a los demás.
Si hacemos un resumen de
lo ocurrido últimamente en nuestro Perú, tenemos que admitir que todo nace de
la voluntad y conveniencia de querer cubrir algunos cargos en organismos del
Estado, con personas que no eran las indicadas para ellos. Cargos que una vez
cubiertos, serían puestos al servicio de quie nes los eligieron y no del país entero
como lo señalan sus funciones. Para ello, se orquestó una “repartija”
similar a las que nos tienen acostumbrados nuestros políticos
tradicionales y que fue descubierta gracias a la Prensa.
No entienden estos advenedizos que los cambios
tienen que ser totales o no son cambios. Que para hacerlos hay que romper esquemas
y formas si no, seguiremos en lo mismo, con simples parches que, en nada resolverán
los problemas de la Patria.
Por eso Sr. Presidente,
en su Mensaje a la Nación, trate de honrar su palabra.
No olvide que prometió
Ud. dirigir personalmente la lucha contra la Inseguridad Ciudadana pero,
hasta ahora no vemos resultados. Esto significa que: o no la está dirigiendo, o
la está dirigiendo mal.
La mala señal dada hace
unos días, debe terminar. Eso depende de su Mensaje y de lo que haga Sr. Presidente.
joethelwoldo@hotmail.com
José Castro Silva - CPP.
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