La Campaña Compartir 2013, nos
invita a reflexionar sobre el delito de trata de personas, realidad creciente
en nuestro país, que afecta a miles de personas, especialmente mujeres, adolescentes,
niños y niñas. La trata de personas debe ser entendida como un proceso que comienza
con la captación de la persona y culmina con la explotación de la misma; que
por sus características e invisibilidad constituyen un crimen que no se denuncia
por no ser claras las conductas de éste delito.
“Estoy convencido que nuestra
sociedad es víctima de muchos intereses personales que no respetan la grandeza
del ser humano.”Nos dice Monseñor Héctor E. Vera Colona. Obispo de Ica.
Presidente de la Comisión Episcopal para la Pastoral Social. Conferencia
Episcopal, Peruana.
A lo que agrego que
a todo esto se suma la corrupción existente en muchas autoridades y el silencio
de los buenos.
Nos continúa diciendo Monseñor
Vera: “La doctrina cristiana en este punto es ejemplarmente clara: defiende
que la vida sexual es lo constitutivo del matrimonio y que sólo es lícito
provocar el placer sexual dentro de el y ordenado a la procreación. Pero la
sociedad en que vivimos ha trivializado profundamente las dimensiones de la
sexualidad, hasta tratarla como un artículo de consumo más. Por eso, el texto
del Catecismo insiste que no se puede convertir a la persona en un objeto de
consumo. Toda una enorme industria que englobamos bajo el titulo de Trata de
personas, vive explotando la dignidad humana. Vale la pena que nos demos cuenta
del engaño que está detrás de esa oferta permanente de nuestra sociedad de
consumo. Pretendemos desde la campaña compartir sensibilizar sobre todas las
grandes realidades de la vida humana que están amenazadas por la mentalidad
consu-mista, que sólo valora lo que se puede acaparar, devorar y gastar: el
sentido de la amistad, del amor, de la belleza, de la sabiduría, de la vida
serena, de tantos bienes intangibles, que son delicados y no se ven, pero que
son los más valiosos del universo.
Se tiene que trabajar sobre estos
aspectos degradantes de la dignidad humana; formando el intelecto, la humanidad
y el espíritu., sobre la falta de ética y de respeto a la sexualidad y a la
vida humana. Concluye Monseñor Héctor Vera, agradeciendo al equipo de Movilidad
Humana y de la Campaña Compartir de la Conferencia Episcopal por el intenso
esfuerzo que desarrollan en el intento de crear una cultura que rechace toda violencia
de la dignidad humana degradándola a un simple objeto de placer. A Santa María
consuelo de los afligidos, encomiendo la labor este año para que conceda
espíritu de conversión a quienes promueven la trata de personas y de apoyo y
fortalezas a quienes padecen.
Que bueno que tengamos a la
Iglesia que se preocupe de éste álgido problema de la Trata de personas que se
vive en nuestra provincia de Chincha, encubiertas en pubs, bares, hospedajes, y
otros, y de algunas “ mamis”, que presentan a chicas jóvenes y menores de edad
a personas casadas que son empresarios o funcionarios como es el caso que pude
apreciar el día del desfile del 07 de Junio “Día de la bandera”, donde una
jovencita de aproximadamente 20 años era inducida por una señora mayor a que
coquetee con un señor que se encontraba en el estrado en clara alusión a que ya
estaban en espera de que termine el acto cívico para llevarla a donde éste
funcionario indicara, pues así lo demostraba las señas que se hacían. Contraviniendo
de esta manera a la ley 28950.
Por: Oscar Velit Bailetti